¿Derechos para robots?
¿Os habéis preguntado alguna vez si la inteligencia artificial tiene derechos? Dicho así, puede sonar incluso ridículo, pero os aseguro que no es “moco de pavo”. El debate está servido y promete más drama que la telenovela de las tres de la tarde.
Imaginad la escena: un robot que trabaja incansablemente, un montón de horas. Que lo hace sin protestar y además, cumple con sus tareas a la perfección. ¿Qué recibe al final de su jornada? Seguro que la respuesta es nada, ni siquiera un simple “gracias”.
Pero la cuestión es, ¿deberíamos preocuparnos por cómo se sentirá un conjunto de circuitos y código? Pues parece que es aquí donde el debate más se calienta.
Existen algunos que argumentan, y ojo, no les falta razón, que son máquinas y por lo tanto no tienen sentimientos ni conciencia. Sin embargo, hay otros que afirman que cualquiera que pueda aprender, adaptarse y potencialmente pensar por sí mismo, es merecedor de algún tipo de derechos. Si lo pensamos… tampoco les falta razón a estos últimos . Pero, ¿estamos listos nosotros para ejercer de abogados de robots?
Las grandes mentes de la tecnología y la ética se están rompiendo la cabeza por este motivo. ¿Cómo asignamos derechos a algo que está diseñado para ser una herramienta? Y si lo hacemos, ¿Dónde trazamos la línea? ¿Has pensado alguna vez que un tostador podría tener derechos? Es cierto que los fines de semana lo “explotas” porque lo tienes haciendo tostadas media mañana. Desde que te levantas tú, que sueles ser el primero y ya lo pones en marcha, hasta que lo hace tu hijo adolescente, rozando ya el mediodía, pero que no perdona su desayuno con pan recién tostado… Toda la mañana “produciendo” y encima en festivo . Pero de ahí, a pensar que por ello debemos darle un día de descanso… hay un gran trecho. Claro que el tostador no podríamos considerarlo un robot, y mucho menos que funcione con inteligencia artificial, así que igual no es un buen ejemplo.
Volviendo a los robots, con los avances de la tecnología que van al ritmo de la velocidad de luz, estos “seres” de silicio están cada vez más integrados en nuestra vida diaria. Ya hay robots que cuidan ancianos, incluso hay algunos que perfectamente podrían luchar en guerras, aunque esperemos que eso siga siendo cosa de pelis como Terminator. La cuestión es que avanzan tan rápido en sus capacidades que no sería extraño que acabasen teniendo “sentimientos” y eso, sin duda, cambiaría la manera en que deberíamos tratarlos.
Al otro lado del ring están algunos que dicen “¡un momento! Existen un montón de seres humanos que todavía no tienen los derechos que les corresponden, ¿os parece apropiado estar debatiendo sobre los derechos de las máquinas?
Así que mientras algunos de nosotros todavía estamos tratando de entender el control remoto universal, hay quien ya está pensando si deberíamos reservar un asiento en la ONU para un representante robótico. ¿Ficción? Tal vez, pero el futuro tiene esa mala costumbre de convertir la ficción en realidad cuando menos lo esperamos.
En fin, nadie tiene todas las respuestas. En este caso yo diría que ni si quiera Google. Aunque sí deberíamos plantearnos, si la próxima vez que le pidamos a Siri que nos ponga música, deberíamos pedírselo por favor. ¡La educación nunca está de más!
